Obanai Iguro en Kimetsu no Yaiba: Historia y Música Inspirada

Obanai nació en una familia que adoraba a un demonio, y fue criado en condiciones inhumanas, encerrado en una celda por años y alimentado solo para mantenerse con vida. Su familia quería ofrecerlo como sacrificio, pero cuando logró escapar con la ayuda de un cazador, la criatura demoníaca asesinó a toda su familia… algo que Obanai cargó como una culpa impuesta, como si fuera él el responsable por no haberse dejado devorar.

A partir de ahí, se convirtió en alguien que buscaba redención a través del orden y la obediencia extrema. Su estilo de combate con la respiración de la serpiente refleja esa personalidad: precisa, controlada, serpenteante… letal. A pesar de su fuerza, Obanai nunca se sintió digno de vivir libremente o de amar a alguien.

Su relación con Mitsuri Kanroji le da una dimensión emocional poderosa. Aunque jamás se le ve expresivo, cada gesto suyo hacia ella, cada intento de protegerla, nos habla de un amor puro y callado que él no se cree merecedor de vivir.

Durante la batalla final contra Muzan Kibutsuji, Obanai pelea con una intensidad que mezcla deber, rabia y deseo de sacrificio. A pesar de sus heridas, continúa luchando para cumplir su misión. En sus momentos finales, por fin se permite soñar con una vida normal junto a Mitsuri, lejos del sufrimiento, en un mundo libre de demonios.

La historia de Obanai no es solo la de un guerrero, sino la de alguien que vivió buscando perdón y terminó encontrando redención a través del amor y el sacrificio.